viernes, 18 de diciembre de 2020

El tesoro de Huesca de El Fosalé. Los hechos.

 

El tesoro de Huesca de El Fosalé. Segunda parte: los hechos.


Foto: Ángel Martínez Levas

Fotos: Ángel Martínez Levas



 
En los siguientes días del 15 al 20 de octubre, los hechos se fueron narrando en el diario la Nueva España conforme se iban conociendo más datos sobre el descubrimiento. 

El peón de albañil Valeriano Buisán mientras estaba realizando una excavación a dos o tres metros de profundidad utilizando un pico debió de dar un golpe a un objeto extraño, una vasija. Avisó al capataz señor Bergua que no le dio más importancia y le conminó a que continuara su trabajo pensando que lo que contenía la vasija no eran más que marchamos de embutidos. Valeriano acabó llevándose la vasija con su contenido a su domicilio y en una tienda de ultramarinos próxima, propiedad de Antonio Ceresuela, pesó la mercancía, parece que la báscula dio un peso de un kilo doscientos gramos, esto sucedía en la tarde del día 10 de octubre.

A la mañana siguiente, para asegurarse de la certeza del hallazgo se personó en una relojería de la calle Padre Huesca. Esa misma mañana vendió seis monedas a un precio de cien pesetas cada una a un médico de Huesca. Más tarde hizo una nueva venta, cien monedas por un precio total de seis mil pesetas, regalándole al comprador, el albañil Jesús Luis Herranz, diecinueve más, el cual apreció el detalle y le entregó cien pesetas más. Sin embargo, Jesús Luis, recapacitó sobre la extraña operación y entregó todas sus monedas en el domicilio del delegado del Patronato de viviendas “Felipe Rinaldi”, el señor Gonzalo Goded Javierre.
Mientras tanto, Valeriano Buisán abandonó Huesca en compañía de su esposa e hija con parte del tesoro, seguramente desconocedor de la ley que le otorgaba una participación en el hallazgo. El día 16 de octubre las autoridades habían recuperado ciento veintiséis monedas, y la policía estaba investigando el paradero del descubridor, hallándolo días después en Barcelona. Valeriano en su camino a la Ciudad Condal, pasó por la población de Almacellas donde residían varios hermanos, a los que obsequió con algunas piezas. Partieron todos para reunirse con el resto de la familia que tenían en Barcelona donándoles una cantidad desconocida de monedas. Sin embargo, dos policías se personaron a las cinco de la madrugada en la calle París de Barcelona, haciéndose cargo del botín y emprendiendo la vuelta a Huesca con el descubridor. En el domicilio de Valeriano, en la calle Amistad, la policía procedió a recoger el resto del tesoro, por lo que el día 17 de octubre se recuperaron las cuatrocientas noventa y seis monedas.

El último capítulo del feliz hallazgo se escribe el 19 de octubre en el despacho oficial del Gobernador Civil de Huesca. En dicho lugar se reúnen un juez de instrucción accidental, un secretario del juzgado de instrucción, el comisario de la policía, un inspector de policía afecto a la sección del Banco de España, y un inspector de policía de la plantilla de Huesca. Se redacta un acta de entrega de cuatrocientas noventa y ocho monedas que, junto a las piezas recuperadas,  custodia el juez especial de delitos monetarios y que con un inspector de policía las trasladarán a Madrid el día 20. Todas estas diligencias se llevaron a cabo bajo las indicaciones del comisario general de excavaciones arqueológicas.

Posteriormente, el Gobernador Civil, en declaraciones al diario Nueva España, dejó dicho: “es un deseo de que algunas de estas monedas vayan a enriquecer el Museo de Huesca”. Sin embargo, el Museo de Huesca no posee ninguna. El Tesoro ingresó en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) en 1963, ¿dónde estuvieron las monedas desde finales de octubre de 1955?



Entradas populares