lunes, 19 de febrero de 2018

As ibérico de Salduie, la actual Zaragoza


As ibérico de Salduie, la actual Zaragoza


Anverso: Cabeza masculina imberbe a derecha, rodeada por tres delfines.

Reverso: Jinete con palma y clámide a derecha, debajo leyenda ibérica SALDuIE.

Peso: 12,6 gramos

Catalogación: (FAB- 305) (ACIP- 1516)


Salduie es la ciudad que precedió a la colonia Caesaraugusta (Zaragoza) y que acuñó monedas en época imperial. Parece que los romanos primitivamente llamaban a esta ciudad Salduba.

Acuña ases y semises. Los ases son de una sola serie o emisión. Pueden distinguirse dos tipos atendiendo al estilo de la cabeza del anverso y al cuello, desnudo o vestido (conserva parte de una vestidura recogida en el centro por un broche o fíbula).

Las características son: en el anverso, cabeza; detrás, un delfín, y delante, otros dos; todos ellos con cuerpo ancho y cola larga y retorcida. En el reverso, jinete a caballo con una palma al hombro; lleva clámide o manto al aire que presenta unos trazos internos formando cuadrícula, la “chlamys” era una capa militar de origen griego que debieron adoptar los iberos por influencia de este pueblo directamente o a través de los romanos. El caballo presenta su cuerpo en un plano horizontal y paralelo a la leyenda, que aparece sobre línea; sus patas traseras se apoyan en esta última y sostiene las delanteras al aire.

Bibliografía: “Las cecas ibéricas del Valle del Ebro”. Almudena Domínguez Arranz.

lunes, 5 de febrero de 2018

As ibérico de IAKA, Jaca, provincia de Huesca



As ibérico de IAka, Jaca (Huesca)


Anverso­: Cabeza barbada con collar, detrás signo ibérico "Bo(N)", delante delfín (no visible).
Reverso: Jinete con lanza, debajo la leyenda en caracteres íberos IAka.

Peso: 6 gramos.

Catalogación: (VILL-215.2) (AB-1395) (V-49.2-4) (ACIP-1439)

La gran similitud del topónimo ibérico con el nombre latino que nos han transmitido las fuentes clásicas motiva el que no haya existido vacilación alguna en asimilarla con la actual ciudad de Jaca.  Con las excavaciones realizadas entre los años 1985-1988, se confirma la ubicación y extensión de la ciudad ibérica bajo el sector suroriental del casco urbano actual, que supondría una extensión del 40% del actual casco histórico.

Iaka acuña en número limitado durante un periodo muy corto ases de dos series distintas con algunas leves variantes en los cuños y diversos módulos, en la primera serie, la cabeza del anverso es estilísticamente similar a la que muestra la ceca de Bolskan. La segunda correspondería al ejemplar aquí presentado de la fotografía: monedas de módulos más pequeños, con algunas diferencias estilísticas. Cabezas grandes que ocupan casi todo el campo del anverso; detrás, el signo bo (en algunas no se llega a ver por la mala conservación); el cuello, más corto, adornado con collar de cuentas grandes. En el reverso, el jinete a caballo; debajo, la misma leyenda con caracteres desiguales y de trazo más descuidado. En general son figuras tratadas con mayor esquematismo.

Iaka-Iaca-Iacetanos

Los Iacetanos son, al parecer, gentes procedentes del territorio aquitano francés, que, presionados por las tribus galas en la línea del Garona, penetraron a través de los Pirineos y pasaron a ocupar parte del antiguo territorio vascón.

La tribu de los Iaccetanos decidió en el siglo III a. C., posiblemente en su segunda mitad, la construcción de un oppidum que debía convertirse en su capital, y a la que llamaron Iacca, asentada sobre un gran cerro amesetado rodeado por el río Gas.

La mejor información (y es escasa) nos la da Estrabón quien dice: “Este pueblo empieza con las estribaciones del Pirineo y se extiende por las llanuras llegando hasta la región de los ilergetes alrededor de Ilerda (Lérida) y Osca”. Su ciudad se llamó Iaca o Iacca, acuñó moneda autónoma con alfabeto ibérico antes de la Era y controlaría, más o menos, la actual Jacetania. Apenas sabemos nada de cómo era la situación hacia el oeste. Los iacetanos (Iakketanoi, en griego) eran parientes de los aquitanos (Akkitanoi) y los clásicos dicen que se parecían, distinguiéndose los aquitanos de los otros pueblos galos por tener puntos de contacto con los habitantes de Hispania.

En el año 195 a. C., el cónsul romano Marco Poncio Catón inicia la conquista de la ciudad que terminará en primavera de 194 a. C. gracias a una trampa que las tropas romanas tienden a las iacetanas. Consistía en enfrentarlos a sus enemigos naturales, los suessetanos, establecidos en las actuales Cinco Villas, que sitiaron Iaca (Jaca). Los iacetanos salieron confiados a aplastar a sus enemigos y, una vez en campo abierto, fueron atacados por las legiones romanas que se encontraban ocultas en los bosques, que, además, les impedían volver a la fortaleza. Una vez hubieron acabado con ellos, asaltaron la ciudad, la cual, ocupada solamente por mujeres y niños, era una presa fácil. Tras esta derrota, sólo sus monedas nos atestiguan la supervivencia, como comunidad tributaria de Roma y seguramente dependiente de Osca. Presumiblemente -y siguiendo a Estrabón- hubo entre ellos reminiscencias de usos matrilineales, predominio del pastoreo, agricultura complementaria (acaso a cargo de las mujeres) y actividades guerreras como solución habitual de problemas económicos.

Bibliografía: “Las cecas ibéricas del Valle del Ebro”. Almudena Domínguez Arranz. La arqueología de Jaca: Orígenes y evolución de una ciudad pirenaica”. Julia Justes Floría y José Ignacio Royo Guillén.


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