Un Real de Felipe III de Aragón (Felipe IV de Castilla). Acuñación redonda a molino. Año 1651
Anverso: XPHILIPPVS III DEI G alrededor de un escudo coronado de Aragón, entre CA (ceca de Zaragoza) y I (valor de 1 real).
Reverso: XARAGONVM REX 1651, alrededor de una orla de 8 lóbulos con 4 cabezas decapitadas y coronadas de los reyes moros derrotados en la Batalla de Alcoraz en época de Pedro I.
Peso: 3,11 gramos.
Catalogación: (Cal. 1127) (Cru.C.G. 4489)
Spain Silver Real of Aragon in Spain dated 1651, with the Zaragoza mint.
Durante el reinado de Felipe III de Aragón (IV de Castilla) se conoce la súplica de los cuatro brazos que constituían las Cortes de Aragón, reunidas en Barbastro-Calatayud en el año de 1626, de que se labrara plata en Zaragoza en cantidad de 400.000 escudos cada año. No se conocen monedas de vellón de esta época, pero sí piezas de plata recortada (monedas macuquinas), de 8, 4, 2 y 1 reales de 1651 y reales redondos y recortados de 1652, procedentes de la transformación de plata perulera (escándalo de Potosí), corta de peso y falsa, en moneda aragonesa.
El escándalo de Potosí
Ya antes de 1640 se acusaba falta de peso y ley en la plata enviada del Perú, este hecho ya fue denunciado en 1630 por el ensayador mayor de la Casa de la Moneda de Sevilla. Este tipo de alteración fue cada vez más intenso y el escándalo fue enorme pues no podía ponerse en circulación debido a la calidad y pureza que el Reino exigía. La monarquía hispana ordenó retirar toda la plata potosina de baja ley en 1650 (pragmática de 1 de octubre).
El problema entró en vías de solución a partir de la identificación de los defraudadores y del cambio de tipos en la moneda (decreto de 28 de septiembre de 1653). Felipe III de Aragón y IV de Castilla dio orden de retirar la moneda perulera, fundirla, purificarla y volverla a acuñar. Como era urgente disponer de fondos se decidió reabrir varias cecas peninsulares que llevaban años sin acuñar. Burgos, Cuenca, Granada, Valladolid y Zaragoza fueron las elegidas, y así en la capital aragonesa entre los años de 1651 y 1652 se acuñó moneda hasta que por Orden real de 1653 (El Pardo, 18 de enero) se prohibió continuar trabajando: “Haviendo entendido que se ha concluido la fundición de la moneda del Perú, que con licencia mia labrasteis en essa Ciudad, ha parecido que pues ha cesado la causa porque os la mandé dar, y se ha cumplido todos los términos que se concedieron para la fundición, no se pase adelante en ella, pues cuando haya necesidad de nueva fábrica daré las órdenes que convengan a mi Maestro maior de la Casa de la Seca en ese Reyno a quien pertenece ese cuidado”.
Todas las cecas baten piezas de a 8 y de a 4 reales. Los reales de a 2 solo se acuñan en Burgos y Zaragoza. Y el real únicamente en Zaragoza, como el ejemplar que se presenta fotografiado.
También en los mercados aragoneses se detectó el fraude y en el mes de febrero de 1651 se encargó a los dos plateros Pedro Antonio de Lizarbe y José Vallés el ensaye de monedas de a ocho y cuatro procedentes del Perú. La respuesta llega en el mes de mayo: ”prohibiendo la circulación de los reales de a ocho y de a cuatro, viejos y nuevos del Perú que tuviesen en contorno una orla como rosario o una P”, y aconsejando con la plata recogida, una vez fundida, labrarse “...menudos hasta diez mil escudos y el resto en sueldos (medios reales) reales sencillos y de a dos...”.
Coincidió esta acuñación con la peste que procedente de África, se inicia en la zona de Valencia recorriendo tierras aragonesas entre 1648 y 1654, Zaragoza pierde entre un 20 y un 25% de la población.
Bibliografía: “Los dineros jaqueses, su evolución y desaparición”, Pío Beltrán Villagrasa. "Numismática aragonesa en la Edad Moderna", La moneda aragonesa. Mesa redonda, Zaragoza 1983, Guillermo Redondo Veintemillas.